La reestructuración facial con ácido hialurónico es un procedimiento estético no quirúrgico diseñado para mejorar los contornos del rostro, restaurar volumen perdido y suavizar arrugas. Este tratamiento utiliza rellenos a base de ácido hialurónico, una sustancia natural presente en el cuerpo que hidrata y aporta firmeza a la piel. Al ser biocompatible y reabsorbible, el ácido hialurónico es una opción segura y versátil para quienes buscan rejuvenecer su apariencia de manera sutil y efectiva.
La reestructuración facial con ácido hialurónico es ideal para quienes buscan realzar su belleza natural de forma sutil, sin recurrir a la cirugía. Para obtener resultados seguros y satisfactorios, es fundamental acudir a un profesional capacitado y con experiencia en medicina estética, como es el caso de nuestra doctora, Diana López Gordillo.
Objetivos de nuestra reestructuración facial en Cantabria
- Restaurar volumen: Con el paso del tiempo, el rostro puede perder volumen en áreas como mejillas, sienes y labios debido al envejecimiento natural y la disminución de colágeno. El ácido hialurónico ayuda a rellenar estas zonas, devolviendo una apariencia más juvenil.
- Definir contornos: Se utiliza para esculpir áreas como el mentón, la mandíbula y los pómulos, logrando un rostro más equilibrado y definido.
- Corregir asimetrías: Permite igualar proporciones faciales de manera precisa.
- Hidratar y mejorar la textura de la piel: Al retener agua, el ácido hialurónico mejora la hidratación y la calidad de la piel, aportándole un aspecto fresco y radiante.
Áreas comunes de tratamiento con ácido hialurónico
- Mejillas: Para levantar y recuperar volumen perdido.
- Surcos nasogenianos: Líneas que se forman entre la nariz y la boca.
- Líneas de marioneta: Pliegues que aparecen desde las comisuras de los labios hacia el mentón.
- Pómulos: Para dar proyección y definir los contornos.
- Labios: Aumentar volumen, mejorar la forma y redefinir el contorno.
- Mentón y mandíbula: Mejorar la proyección y crear un contorno más definido.
- Ojeras: Reducir la apariencia de hundimientos y revitalizar la mirada.
Proceso del tratamiento
- Evaluación previa: Un especialista analiza las proporciones faciales y diseña un plan personalizado acorde a las necesidades del paciente.
- Preparación: Se aplica anestesia tópica o local para minimizar las molestias durante el procedimiento.
- Aplicación del ácido hialurónico: El producto se inyecta en las capas adecuadas de la piel utilizando agujas finas o cánulas, dependiendo de la zona a tratar.
- Moldeado y ajuste: El médico distribuye y ajusta el producto manualmente para lograr un resultado natural y armónico.
Beneficios del tratamiento
- Procedimiento rápido y mínimamente invasivo.
- Resultados inmediatos, con mejoras visibles al instante.
- Tiempo de recuperación corto, generalmente sin necesidad de interrupción en las actividades diarias.
- Ajustes precisos, permitiendo tratar áreas específicas sin alterar otras.
- Reversibilidad en caso de insatisfacción, ya que el ácido hialurónico puede ser disuelto con hialuronidasa.
Tras el tratamiento, es posible experimentar leve hinchazón, enrojecimiento o pequeños hematomas, que desaparecen en pocos días. Es recomendable evitar el calor extremo, el ejercicio intenso y la exposición solar durante las primeras 48 horas. Los efectos suelen durar entre 6 y 18 meses, dependiendo de la zona tratada y el metabolismo del paciente.