El uso del láser médico para la eliminación de manchas y lesiones vasculares es una técnica avanzada que ofrece soluciones efectivas para mejorar la apariencia de la piel. Este procedimiento utiliza luz láser de alta precisión para tratar diferentes tipos de hiperpigmentación, como manchas solares, melasma o manchas de la edad, así como venas visibles o lesiones vasculares, incluyendo arañas vasculares, capilares rotos y hemangiomas.
En el caso de las manchas, el láser actúa selectivamente sobre la melanina, el pigmento responsable de la coloración de la piel. La energía del láser es absorbida por las áreas hiperpigmentadas, fragmentando los depósitos de melanina en partículas más pequeñas que el cuerpo puede eliminar de forma natural. Este proceso permite aclarar la piel y uniformar su tono, sin dañar el tejido circundante.
Para las lesiones vasculares, el láser está diseñado para dirigirse específicamente a la hemoglobina en los vasos sanguíneos afectados. La luz láser calienta y destruye selectivamente los vasos no deseados, mientras la piel circundante permanece intacta. Con el tiempo, el cuerpo reabsorbe estos vasos dañados, lo que mejora notablemente la apariencia de la piel y reduce la visibilidad de las venas o capilares.
El procedimiento es mínimamente invasivo y generalmente bien tolerado, aunque pueden experimentarse sensaciones leves de calor o molestias durante la aplicación. Los resultados son visibles gradualmente tras varias sesiones, dependiendo del tipo y la extensión de la mancha o lesión tratada. Además, este tratamiento tiene la ventaja de ofrecer un tiempo de recuperación corto, permitiendo al paciente retomar sus actividades diarias rápidamente.
Es fundamental realizar una evaluación previa con un especialista para determinar el tipo de láser más adecuado y establecer un plan personalizado, ya que factores como el tipo de piel, la profundidad de las manchas o la localización de las lesiones vasculares pueden influir en la elección del tratamiento y en sus resultados.